Arte callejero
<< Vivo en un estado de prerrogativa respecto al resto de la gente >>
Manuel Ricardez, Buenos Aires
Su pasión viene casi desde la cuna; de hecho, no tuvo que dar clases porque “ por su casa desfilaron siempre los mejores del ámbito artístico”.
Parece imposible encontrar la conexión entre la topografía y la música pero Manuel encuentra fácilmente la relación. “Topógrafo no es el tipo que opera con un aparatejo. Es algo más. Para situar el más mínimo punto geográfico uno primero debe entornar culturalmente el lugar”. Así que todos aquellos conocimientos que adquirió en la topografía los lleva ahora a la canción. “No canto una canción si no puedo escribir un libro de cada vocablo”.
La música le ha reservado una vida nada convencional. Antes de recalar en Bilbao, vivió nueve años en Cádiz, hasta que se cansó del calor y decidió probar suerte en el norte, donde se cumplen dos años y medio desde su llegada. “Reconozco que no he tenido una vida ordenada. Me gusta mucho cantar pero también beber y fumar. Aunque no trato de disfrazarme de un falso manto de bohemia. No quiero parecerme al cliché de músico crápula”
Sacudánse los estereotipos del músico que acaba en la calle obligado por las circunstancias. Este bonaerense asegura que a él la calle le encanta. ¿Cómo explicar si no que hace 12 años abandonara su carrera como topógrafo, analista y cartógrafo para dedicarse exclusivamente a la música? “No creo en los artistas que no viven del arte”, se excusa.
Lo encontramos siguiendo el rastro de su música mientras paseamos por las calles del Casco Viejo. Tras los pasos del leve quejido de una guitarra acompañando a su voz grave llegamos a una tasca de entrecalles, donde se encuentra tocando para una discreta audiencia. Tras la actuación le pedimos unos minutos para la entrevista y no tiene ningún reparo. Con la oratoria propia de todo argentino, el acento arrastrado y un aire de dandy que hace que la conversación sea animada, nos responde a todas nuestras preguntas.
Él no trata de ser rico ni famoso. Eso sí, vive en un escaño económico superior a la media. Además lo hace dedicándose a lo que más le gusta. “Es como el tipo que consigue vivir del fútbol si le gusta el futbol”.
Su amor por la música se percibe claramente cuando uno le pregunta por sus géneros favoritos y de su boca aflora un torrente de los nombres de autores a los que venera: Discépolo, Zitarrosa, Violeta Parra, Victor Jara, Chabuca Granda...
